sábado, 19 de marzo de 2016

Refugiados







Hoy pisé tu arena de nuevo,
y el agua me trajo dolor de inocencia,
rabia en las entrañas por la incompetencia,
de aquellos que olvidan, pronto su pasado.
La sonrisa triste de niños sin culpa,
el dolor de padres que no acaba nunca,
el hambre y el frío corroe mis venas,
de niños sin nombre, de hombres sin tierra,
sin tierra ni culpa, arrastran sus vidas,
huyendo del hambre, de guerras sin fin,
buscando el reposo que te sobra a ti,
¡maldito poder, maldita riqueza!
que hace que el hombre pierda su nobleza,
No digas que soy terrorista,
por buscar el pan y pedir justicia.
Nana Schmith.

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