domingo, 4 de septiembre de 2011

Los Palos(de...Cartas a mi madre)


Es otro día de verano,
de un verano agotador,
está el sudor en mis manos
y en mi corazón dolor.
Por eso quise escribirte,
para contarte, que no
he llegado a la meta,
yo no tuve tu valor.
O…seguro que fui débil,
aunque no se la razón.
El alma me duele madre,
pregúntale a Dios, ¿Por qué?
¿Qué cosas malas yo hice?,
¿en todo me equivoqué?
Me acuerdo madre que un día,
cuándo despuntaba el sol,
yo era niña todavía, pero…llena de razón.
Las dos unidas en una, nos pusimos a rezar,
yo, le pedí a Dios fortuna,
Tú, solo paz y piedad, me acuerdo que me decías,
para que seas feliz, pídele a Dios alegría y
amor para conseguir, que tu vida, sea la guía
de quien este junto a ti.
Yo siempre fui muy rebelde y…nunca te comprendí,
recuerdo madre, otro día, con siete añitos no más,
que jugando sin malicia, caí al estanque en la plaza,
¿recuerdas cuándo llegué empapadita de agua?
yo creí que estabas sola, por eso alegre llegaba,
pero aquella nube oscura se ciñó sobre mi cara
toda mi ropa en el suelo, mi cuerpo temblando estaba,
al ver la serpiente negra con la cabeza dorada,
la lanzó contra unas carnes que aun no estaban formadas,
aun me suenan en los tímpanos aquellas agrias palabras,
a esta, aunque sea a palos, tengo yo que enderezarla.
Vi la impotencia en tus ojos, vi, ¡la rabia en tus entrañas¡
vi. madre, como torcías las manos sobre tu cara,
y te lanzaste sin miedos, para quitarle aquel arma
Y…vi. tu cuerpo en el suelo, recubierto de patadas,
y a pesar de tus dolores, sentí que me acariciabas,
oí susurrar tu voz, ahogada por mil espadas,
no tengas miedo mi niña, no llores mi dulce nana,
que no sabe lo que hace, porque tiene enferma el alma.
Comprendo ahora el momento pero no que lo dejaras,
aunque volviendo hacia atrás, voy pensando con más calma.
Quizá la época hiciera, que todo aquello pasara. y…
¿Dónde estaba tu Dios? consintiendo aquella infamia.
Tú sabes, que soy rebelde que he de ver, para creer,
por eso te pido madre, ¿Dios existe? ¿estás con El?
Dile que mire a la tierra y vea que su creación,
sigue con la mano izquierda, dando palos sin razón.

5 comentarios:

  1. Con lágrimas en los ojos leo todas tus cartas

    Cuanto la quería ELLA, cuanto se consolaban. Valiente la que escribe por otras que callan.

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  2. Así es Ana, y cuanto la echaba de menos, cuando se veía tan sóla a pesar de tener muy buenas vecinas.

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  3. Cierto Ana, y cuánto la echaba de menos, en aquel"mundo" tan diferente al suyo, eso me consta

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