
Todo fue como un sueño, una quimera,
como un ramo de flores ya marchitas,
O, el suspiro postrero, cuándo incitas,
a tener en tus manos primavera.
O...la hoja del libro, esa primera,
que lees con avidez y un alma inquieta,
calando en lo profundo, entre la grieta,
dejando al corazón en calavera.
Llegas a despertar con el acento,
amargo sinsabor, que da la vida,
cuándo lanza tu sueño a barlovento
dejándote en el alma gran herida,
que solo curaras con el ungüento,
de la paz, que te otorgue la partida
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