jueves, 14 de octubre de 2010

Dicen de mí...
que no siento,
que tengo el alma
dormida.

no saben
si el pensamiento,
se ensaña
justo en la herida

Dicen...
que cubro mi alma,
con caparazón
de piedra

no saben
que las angustias,
se enlazan
como la hiedra

Dicen y dicen
y escucho,
que el orgullo
me acompaña,

no saben
de mi humildad,
niegan
que tenga ese arma.

Yo, ya no quiero
escuchar,
el dolor rompe
mi casa.

y recojo
mi equipaje,
el bagaje
de mi alma.

Navego
por aguas muertas,
en busca
de un mar en calma.

Mi pobre barca
zozobra,
embestida
por patrañas,

Quisiera
aclararle al mundo,
que soy como soy
y...!basta¡

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