martes, 4 de octubre de 2011

IV Soneto



Se heló mi corazón en un instante,
palabras que son dichas al momento,
pegadas a mi piel como segmento,
de aquel amor, que nunca fue constante.

Cayó el caparazón !firme, tajante ¡
como fulmina el rayo al elemento
dejando la verdad sin aposento,
hiriéndome en las carnes, flagelante.

Y quedó a la intemperie la mentira,
no existió la amistad por parte alguna,
de tus bálsamos falsos a mi herida.

No claves más espadas en la duna,
que forma a un corazón leso de ira,
mi culpa fue el amarte, cual ninguna

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