martes, 24 de mayo de 2011

Renacer


He dejado mi barca a sotavento,
atrás se queda el mundo y sus lecciones
quiero olvidar las grandes decepciones,
aunque quede mi alma en un lamento.

No quiero ya volver sobre la arena,
mojada por las aguas de tus mares,
prefiero que me ahoguen los pesares,
a sentir de tus manos la condena.

Marcaste en mis carnes tu lamento,
clavaste tus espadas de ambiciones,
robándome la vida e ilusiones
y lanzando mis sueños contra el viento.

Dejó de navegar mi barquichuela,
cansada ya de tantas embestidas,
reposando en las aguas desabridas,
sin mástil sin timón mas con espuela*.

Mas siempre ha de llegar un nuevo día,
que amanece con sol incandescente
y una brisa con suave melodía
remolcará mi barca y mi presente.

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