jueves, 27 de diciembre de 2012

Vida


Llegué a pensar, que no era de este mundo, 
que estaba en él, como una flor de invierno, 
quizá...sacada de un profundo infierno, 
al oler un aroma nauseabundo. 

Estaba allí, mirando a lo profundo 
del recóndito mar de aquel eterno 
laberinto de sueños, sin gobierno, 
que volaban de mi alma en un segundo. 

Era, dolor, angustia, desaliento, 
amargura profunda había en mi alma, 
quise borrar todo mi abatimiento 
y surcar con mi barca aquella calma. 
para dejar atrás a barlovento, 
el amargo sabor de aquel enjalma.

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