La noche fue muy larga, consiguió dormirse muy entrada la madrugada, no fue un sueño reparador, podría considerarlo como un duerme vela, aunque sí despojada de toda su voluntad, los sueños premonitorios, eran los que le venían siempre en ese estado, despertó cansada, agobiada quizá por el calor de aquellas noches de agosto, o...quizá por el tremendo dolor que le causaba, saber, que a quien consideraba amigos, le fallaban por todo y en todo, por eso todavía dormida, bajó lentamente las escaleras, ni siquiera los ladridos de su perro saludando su presencia, la volvieron a la realidad.
Era el momento de pensar en su vida, en su entorno, estaba segura que no sabia escoger sus amistades.
¿sería así? o...era ella la que entendía todo mal y los que la arropaban, según ellos la admiraban, ¿solo pretendían enseñarle a caminar como un ser humano? el solo hecho de oír la palabra en su mente, le indignaba, se revelaba contra sus propios pensamientos, no quería pensar lo que le venia a la mente, pero era así, y lo cierto es que nunca creyó en las clases sociales, para ella todos eran igual, con más o menos cultura y con mayor o menor posición social, pero nunca pensó que nadie, aprovechase su amistad, para ser protagonista de su propio entorno, ahora sí, ahora estaba segura que si existían esas personas, te halagan, están a tu lado pero...¿cuando están a tu lado? nunca cuando realmente necesitas que estén, siempre cuando existe algo, que pueda hacerlos protagonistas.
Volvió a la conversación, leyó detenidamente, palabra por palabra, no, definitivamente su interlocutor, no buscaba protagonismo a su costa, solo pretendía ser el dueño de la situación, el protector, el sabio y si le apretábamos un poco, el adivino de sus pensamientos, el brujo que conocía su carácter y su vida, sin ni siquiera conocer su fecha de nacimiento.
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