ese puñal tan certero,
que como ingrata palabra,
va desgranando el tintero,
huecas palabras de apoyo,
sin amor, sin sentimiento,
derrama tu hipocresia,
como si fuera un lamento.
Tengo amigos que me quieren,
sin halagarme en el tiempo,
amigos, a los que encuentro,
cuándo necesito aliento.
pero no se vanaglorian,
ni van esparciendo al viento,
malos augurios ni rabias,
ni envidian mi pensamiento.
Para todos mis amigos,
quiero escribir estos versos,
dejo mi mano tendida,
a aquellos que no lo fueron
Pues tan sólo de palabra,
me dieron a mí sustento,
cortándome por la espalda,
mil trajes que no me he puesto.
Con amigos así no se necesitan enemigos.Un abrazo
ResponderEliminarLa envidia es muy mala y hay gente de toda clase, hasta la que por delante te da la cara y cuando te das media vuelta ya anda criticando. Pero de esos trajes que cortan por la espalda, al menos yo, paso olímpicamente. La mano se puede dejar tendida pero llega el momento en que tienes que guardarla para que no te hagan caer. Un saludo
ResponderEliminarana no puedo encontrar lo de cordoba, mandame un enlace me dice que no se encuentra la pagina y en tu blog no lo ve
ResponderEliminarSi es que no se puede fiar uno de nadie. Linda poesía,
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