Ya he perdido la fe en mis semejantes,
las fuerzas abandonan mi optimismo,
no queda del ayer ya, ni un atisbo
de esperanza ni fe en un mañana.
Me engaño a mi misma cuándo ufana,
escribo sentimientos ya descritos
y vago en lo incierto de los mitos,
los mismos que zozobran en mi gana
Nada queda que hoy me de esperanza.
Ni tan solo el consuelo de un amigo,
el dolor es más fuerte y en sus garras,
se ahogan en su nada los suspiros.
Si maldigo el principio de mis días,
opaco el porque de mis desvelos,
la lucha en un futuro que hoy anhelo,
sabiendo que se ha ido a la deriva.
sembré en el barbecho de otros sueños,
mil semillas que no fueron baldías,
mas, crecieron para dejar sin dueño,
aquello que mi vida merecía.
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